Los colores de Frida

“Cada (tic-tac) es un segundo de la vida que pasa, huye, y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés que el problema es sólo saberla vivir. Que cada uno resuelva como pueda.” Frida Kahlo

 

 

La pintora mexicana Frida Kahlo conocida inicialmente por la fuerza de su pintura autobiográfica se ha convertido, a nivel mundial, en un icono de lucha, superación, libertad e igualdad.

Recientemente en Las Palmas, la pintora mexicana Julia Crespo  también le brindaba homenaje en el 110 aniversario de su nacimiento con la exposición “Frida: Mole, chocolate y tequila”, que se exhibió a lo largo del mes de octubre en la Casa de Colón. Una colección de cuadros, de retratos de Kahlo, en los que Crespo plasma el complejo mundo de emociones y cualidades que caracterizaron a la legendaria artista y retrata a una Frida que siente en color.

En ellos refleja  sentimientos ambivalentes que nos muestran tanto a una Frida tierna e inocente como transgresora y desafiante, amante de la cultura azteca.Más de 7.000 personas desfilaron por la Casa Colón para dejarse atrapar por la fuerza de esta exhibición, una cifra que deja constancia además de la atracción de la propia Kahlo como icono mundial. Carmen Magdalena Frida Kahlo. Ese es su nombre completo. Y nació el 6 de julio de 1907. Fue hija de Guillermo Kahlo, fotógrafo judeo-húngaro, y Matilde Calderón, de origen indio y ascendencia española.

La vida de Frida estuvo marcada por infortunios que forjaron el fuerte carácter que la llevó a convertirse en una figura tan especial y admirada. 

 Su primer golpe lo recibió con tan solo seis años, cuando sufre de poliomielitis. Obligada a estar en cama durante nueve meses, experimenta por primera vez la soledad. Su padre busca entonces una rehabilitación efectiva, y le anima a practicar futbol y boxeo, deportes poco convencionales para una mujer de su época. A los 15 años, ya comparte con artistas e intelectuales sus ideas anarquistas y revolucionarias y se une al grupo rebelde “Los Cachuchas”. Es entonces cuando sus ideas comunistas empiezan a tomar forma. 

 Pero llega el segundo golpe, que marcaría su vida. A los 18 años tiene un accidente fatídico en el transporte público. Como consecuencia sufre 32 operaciones y se ve obligada a pasar largos periodos en cama con un corsé de yeso, y su deseo de ser madre se ve frustrado. Su padre, tirando de ingenio nuevamente, ordena poner un espejo en la parte superior de la cama para que, como medio de escape, pueda pintarse a sí misma dando comienzo a su pintura autobiográfica.

 

“Me pinto a mi misma porque soy a quien más conozco”, confesaría la artista.

 Unos años más tarde conoce al muralista mexicano Diego Rivera. Él sería el causante de sus mayores alegrías y desdichas (“El elefante y la paloma”), protagonizando una relación de amor, pasión, odio, vínculo creativo, infidelidades, matrimonio y divorcio que marcaría igualmente su vida y su obra.

 Una vida en la que ambos se convirtieron en personajes principales de esa época de ebullición cultural y revolución social e ideológica que vivía México y el mundo entero. Por su casa pasaron el comunista Trotsky, al que dieron asilo y con el que Frida mantuvo una relación, artistas e intelectuales de la época  como Georgia O ́Keefe, el arquitecto Juan O ́Gorman, la cantante Chabela Vargas, el surrealista André Bretón. Conoce también a Dalí, Picasso, Marcel Duchamp, Hemingway, Henry Miller, Paul Eluard y Carlos Pellizer, entre otros muchos. 

 Después de exponer en París junto con los surrealistas, y de varias exhibiciones en Nueva York, la última muestra de Frida tuvo lugar en la Galería de Arte Contemporáneo en México. Llegó a la inauguración en una ambulancia, y disfrutó de la exitosa exposición acostada en una cama de hospital. De ahí surge la conocida frase: “Doctor, si me deja tomar este tequila, prometo no beber en mi funeral”, una de las muchas que Crespo también recogía en su muestra homenaje a Kahlo.

 Muere el 13 de julio de 1954 en la Casa Azul y en su último cuadro firmado, que es un bodegón de sandías, puede leerse “Viva la vida”.

 Frida Kahlo fue sin duda una mujer adelantada a su época; vivió intensamente y se desnudó ante el mundo sin temor, plasmando en su obra lo que la vida le ofreció. 

La muestra de Julia Crespo reflejaba a través del color ese amor, odio, rencor, dolor, infidelidad, traición, dualidad, melancolía, fuerza, lucha, coraje, valentía y pasión que le inspira el personaje. Y el público canario respondió con entusiasmo. Porque Kahlo es esa figura única que sugiere y genera emociones universales. Un icono mundial. .