Foto: Joan Crisol.

Tacones por derecho

Por Ivan Reboso

Soy de esas personas que creen en el poder del calzado. Desde pequeños escuchamos frases del tipo “estoy más feliz que un niño con zapatos nuevos” o “a quién juzgue mi camino… le presto mis zapatos”. Ya siendo niños el cerebro comienza a generar endorfinas con la simple idea de comprarnos zapatos nuevos para ir al cole e incluso experimentamos ponernos los tacones de nuestras madres pensando que así nos podemos hacer mayores en una cuestión de segundos. Yo tengo el firme convencimiento de que se pude adivinar la personalidad de una persona simplemente por el tipo de calzado que use, y si encima es de Manolo Blahnik ya mejor ni hablamos.

Conocí esta firma de zapatos con la serie de “Sexo en Nueva York” y mi única pena (aunque existen líneas para hombres) es no poder llevar un par de tacones tanto como me gustaría. Ahora que está tan de moda no etiquetar a la ropa con ningún género, sería divertido poder hacer lo mismo con los tacones. Estoy seguro de que más de un famoso se apuntaría a esta moda. Hace poco tuve una experiencia única, conocer a Sarah Jessica Parker en persona y que me dedicara unos tacones de su colección. Al día siguiente subí una foto, foto que ella colgó elogiando lo bien que me quedaban su creación en sus pies. Si un icono de la moda, ve con buenos ojos el hecho de que un hombre de 1.84 calce sus tacones ¿qué tiene que decir el resto de la humanidad?

 Bromas aparte, mi única intención es homenajear el zapato de tacón por el mero hecho de valorarlo y gustarte. Soy consciente de que el cuerpo del hombre no nos permite (sobretodo el pie) llevarlos tan cómodamente como quisiéramos, pero eso no quita el hecho que seamos amantes de esta pieza tanto como el mismo que los diseña. Así que chicos, que no nos digan lo que nos tenemos que poner que, como dije al principio, “a quién juzgue mi camino… que se ponga mis zapatos”.